27 de marzo de 2012

Capítulo 10 - Demon Thief


10. SARTEN
Traducido por: Shintzu
El demonio vuela directamente hacia mí, como una flecha disparada con un arco. Un grito se acumula en la parte posterior de mi garganta, pero antes de que pueda surgir, el Kallin golpea una barrera invisible y se desvía. Se estrella contra un grupo de otros peludos demonios. Irritados, sus colmillos saltaron hacia adelante y desgarraron al primer Kallin en pedazos. Trozos sangrientos salieron disparados por todas partes.
Me presiono con fuerza contra Raz mientras los demonios que nos rodean, gruñen a la barrera, retorciéndose alrededor de la misma buscando puntos débiles. En cuestión de segundos cubren por completo la barrera, bloqueando nuestra visión del cielo, sumiéndonos en una oscuridad casi total. Puedo ver por la luz que se desprende de los parches, pero los demás deben estar casi ciegos.
Nadia chasquea sus dedos y una bola de fuego aparece sobre nosotros. Yo prefería la oscuridad. Podemos ver a los Kallin con más detalle ahora, sus cuerpos largos y peludos, los pelos tiesos, de punta sobre los que se mueven, su boca anormalmente grande y los colmillos. Babean mientras serpentean a través de la superficie de la barrera. Pronto es como mirar a través de una ventana manchada de saliva y asquerosos jugos.
Raz esta sudando. También Sharmila y Nadia. Temblando, no con miedo, sino por el esfuerzo de mantener la barrera. Esto es difícil. No creo que puedan sostenerla por más de unos minutos. Echo un vistazo a Beranabus y la ventana en la que está trabajando. Está muy lejos de completarse. Unos pocos minutos no serán suficientes.
Uno de los Kallin penetra la barrera con la cabeza. Chilla triunfalmente, chasqueando sus colmillos, tratando de pasar el resto de su cuerpo. Me pongo tenso, preparándome para pelear, pero Nadia grita un breve hechizo y la barrera se cierra fuertemente alrededor del demonio, cortando su cabeza.
La cabeza cae al suelo, pero las mandíbulas siguen abriéndose y cerrándose. Se arrastra hacia adelante con sus colmillos, decenas de ojos brillando con enojo. Me pongo de  rodillas, de frente a la cabeza, tratando de reunir la magia para usarla contra él. En su lugar, presa del pánico, vomito. El demonio hace ruidos ahogados (aún puede hacerlos) y se arrastra hacia mí a través del charco de vómito. Lo contemplo asqueado y aterrorizado. Entonces, cuando ya está a punto de arrastrarse fuera de la piscina vomito, tengo una idea. Me acerco, toco el vómito con un dedo y lo cargo con magia, la cual fluye a través de mí desde una fuente desconocida.
El vomito burbujea y se convierte en ácido. La cabeza del Kallin se sacude violentamente. Desesperado, se lanza fuera de la piscina, con un colmillo superior como una pértiga improvisada. Cierro mi mano haciendo un puño y, rugiendo con miedo, empujo la cabeza hacia abajo. Se estrella contra el acido. La cabeza se sacude unas cuantas veces más, luego se disuelve, burbujeando en sangrientos hilos enredados.
Una sensación de poder y victoria corre a través de mí. ¡He matado a un demonio! ¡Y use magia para destruir su horrible trasero! ¡Soy Hércules, Sansón y Thor, todo en uno! Contemplo fijamente a los miles de Kallin, ansioso porque alguno logre colarse, y así lo pueda despachar como a la fritura de su hermano. —Vamos—, Gruño. — ¡Atrévanse, los convertiré a todos en guiso!
—El niño se divierte—, señala Raz, sus dientes castañeando debido al esfuerzo de mantener la barrera en su lugar.
—Yo no creo que este tan... ansioso de luchar... cuando se rompa la barrera... y se abalancen sobre nosotros... todos juntos —, Sharmila murmura.
Nadia no dice nada. Ella está mirando al frente, los ojos bien abiertos ahora, el sudor llenando sus marcas de viruela en el rostro. Aterrorizada.
Superado por el éxito, olvidando que hace unos momentos estaba vomitando y con más miedo del que nunca había tenido, decido arreglar el asunto con mis propias manos. Girándome hacia donde Beranabus esta armando una ventana, veo las luces pulsando durante un par de segundos. Entonces, impaciente, me arrimo y empujo un parche de luz hacia el grupo. Se desliza por delante de mis dedos, colocándose como una pieza de rompecabezas en su lugar. Empiezo a mover las demás. Es simple. Ni siquiera tengo que tocar las luces, sino que estas se mueven delante de mis dedos, sin peso, como si una brisa las manipulase.
—¿Qué estás haciendo?— Beranabus salta.
—Yo puedo hacerlo más rápido que tú—, le digo, añadiendo más zonas de luz a la ventana ya en rápida formación.
—Me estás distrayendo— Beranabus gruñidos. —¡Fuera de mi camino antes de que...
—¡Eres demasiado lento!— , grito. —¡Tú no puedes ver las luces! Yo sí puedo. Así que déjame hacerlo. Puedo hacer... — Hago una pausa. Las luces a mi alrededor han dejado de pulsar. Para un segundo, tengo un pánico absoluto. ¡No puedo completar la ventana! Entonces me doy cuenta de lo sucedido. —¿Hacia dónde estabas tratando de abrir la ventana?— Jadeo. Beranabus comienza a discutir. —¡Sólo dime!— Grito.
Beranabus entrecierra los ojos y dice: —Yo estaba en busca de Cadáver.
Pienso en el demonio que robó a mi hermano. Recuerdo sus largas piernas, cuerpo rechoncho, dedos gruesos y peludos. Su rostro, medio canino, medio humano. Sus orejas caídas y grandes ojos blancos.
Los parches de luz comienzan a pulsar de nuevo. Con entusiasmo, me estiro y comienzo a colocarlas en su lugar, creando una ventana. No estoy seguro de cómo o por qué esto funciona, pero sé que tengo razón. Nunca estuve loco. Las luces no eran imaginarias. Estaban allí por una razón, y ahora esa razón está clara. No puedo usar la magia para hacer castillos de arena o barreras, ¡pero seguro como el infierno que puedo abrir ventanas a otros mundos!
Beranabus me contempla sin palabras. Él no puede ver las luces. Él sólo ve mis manos moviéndose con rapidez, los dedos volando en todas direcciones, como un conductor enojado. Pero siente la magia. Y, sabe, y desea, que no esté desperdiciando nuestra única oportunidad de sobrevivir.
—¡Maestro!— Raz grita.
—Shush—, dice Beranabus. —Déjalo trabajar. Si él puede hacer lo que yo pienso...
—¡Pero la barrera!— Raz contesta. — ¡No podemos sostenerla! ¡Puedo sentir como se desmorona!
Beranabus murmura un hechizo rápido y tengo la sensación de que la barrera que nos rodea se espesa. Los gritos de los demonios y el aullido del viento se silencian un poco.
—Relájate—, Beranabus me dice. —Puedo mantener esta barrera durante mucho tiempo ahora que no tengo nada más en que centrarme. Tienes tiempo.
Yo no respondo ni me distraigo. Estoy demasiado excitado. Puedo ver la ventana casi terminada. Por primera vez en mi vida me siento completamente en control de mí mismo y el mundo que me rodea. Tengo un propósito. Sé cuál es mi razón de existir. Este es mi regalo. Porqué siempre me sentí como un inadaptado. Yo tenía un gran poder. Un destino.
—¿Qué está haciendo?— Nadia le pregunta.
—Algo que nunca he visto a nadie hacer—, dice en voz baja Beranabus. —Ni siquiera al más poderoso Maestro Demonio.
—¿Estás seguro de que no está teniendo algún tipo de alucinación?— Sharmila pregunta.
—Estamos muertos si es así, — Beranabus ríe.
—No me gusta esto, Maestro, — dice Raz. —Poner nuestras vidas en manos de un niño sin probar...
—Los niños son a menudo los verdaderos salvadores—, dice Beranabus. —Al no saber las reglas de los universos, a veces pueden cambiar las mismas en su cabeza. Debemos confiar, Raz Warlo. Y tener Fe. —Puedo sentir sus ojos quemando en mi espalda. —El niño es todo lo que tenemos.
No pienso en mi gran responsabilidad. Todo en lo que me centro es en los parches de luz, pulsando a mi alrededor, deslizándose desde el mundo exterior, pasando a través de las filas de Kallin y la barrera. Nada puede detener las luces, interferir con ellas o desviarlas de su curso. Excepto por mí. Yo soy su maestro. Puedo hacer lo que quiera con ellas.
Mis manos se convierten en algo borroso. El panel de luces tiene dos pies de ancho, tres pies de altura... cuatro... cinco. Mientras estoy añadiendo un gran bloque hexagonal azul a la masa, las luces pulsan al unísono un par de veces, luego cobran un color blanco mate constante.
—¡Por todos los dioses!— Raz jadea.
—¡No me lo creo!— Sharmila exclama.
—¡No!— Nadia susurra con incredulidad.
Beranabus sólo se ríe y dice: —Mis felicitaciones, Kennel.
—Es Kernel—, Lo corrijo, mirando su cara barbuda y con ojos pequeños y oscuros. —Kernel Fleck. Maestro de las luces.
Él inclina la cabeza, reconociendo mi poder. Nunca me he sentido más vivo o especial. Los otros miran de mí hacia la ventana, luego nuevamente a mí.
—¿Cómo?— Nadia pregunta.
Beranabus habla antes que yo pueda. —Vamos a guardar las explicaciones para cuando no estamos rodeados de miles de demonios.— Él se queda mirando a las filas de la Kallin retorciéndose. Sonríe. A continuación, pasa a través de la ventana de la luz. Echo un vistazo a los otros, sonriendo con orgullo. Ahora también sonríen.
Una última mirada a los Kallin. Están chillando más fuerte que nunca, furiosos con nosotros por escapar de la trampa. Riendo, les levanto un dedo, y me acerco a la ventana y con entusiasmo paso después de Beranabus, pensando que ningún lugar del universo puede ser tan malo como este lugar.
¡Error!

1 comentario: