19. ESPIRAL AL CORAZÓN DE LA NADA
Corregido por: Thiago Agustín
Lord Loss rodea a mi rey en el tablero del centro. Jaque mate. Yo río mientras mi rey se derrite.
Mientras aún burbujea, muevo un caballo hacia delante en el tablero a mi derecha, a continuación, me siento y jugueteo con mis dedos, silbando.
—Este show de indiferencia no te conviene. — Lord Loss dice secamente, atacando a mi caballo con un peón.
—No es un show. — sonrío, cambiando el juego al tablero a mi izquierda, empujando a una torre en territorio enemigo, apenas pensando en ello, sin detenerme más tarde para comprobar la respuesta de mi oponente.
—Esto es ridículo, Grubitsch. — Lord Loss dice.
Finge una sonrisa alentadora. —Si decides echar este partido a la basura, también estarás haciendo lo mismo con tu vida. Ya estás dos juegos abajo. No puedes darte el lujo de perder otra vez. Debes concentrarte. Si no es así, tú y tu tío...
—El ajedrez es tonto. —, lo interrumpo. —Como todos los juegos, es tonto y sin sentido. Las personas que lo toman en serio son tontas. Lo siento, pero no puedo pretender respetar tu locura por más tiempo, independientemente de lo que esté en juego.
El Maestro Demonio muestra sus afilados dientes grises. — ¡Podría estirarme y destrozarte en mil pedazos!— sisea.
—Pero eso no va a silenciar mi risa—, me río. — ¿Ya has movido?— Me inclino hacia delante para avanzar un peón en el tablero a la izquierda.
— ¡Deja eso!— grita. — ¡No he tenido mi turno todavía!
—Bueno, date prisa. —, gruño. —He perdido bastante tiempo en esta basura. Vamos a acabar de una vez.
Lord Loss tiembla. Empieza a decir algo. Se detiene a sí mismo. Murmulla oscuramente y toma uno de mis peones en el tablero de la izquierda. Antes de que lo haya colocado en el escritorio, hago avanzar el peón en el tablero más cercano a mi izquierda, y una vez más recurro a estudiar mis pulgares, haciéndolos girar sin pensar, recordando el verano, la TV, la música, cualquier cosa, excepto a Lord Loss, sus familiares y el ajedrez.
Lord Loss no sonríe más. Sus rasgos se retuercen con odio. Toma muchas largas y agonizantes pausas antes de cada movimiento, no para alargar el tormento, sino porque no está seguro de sí mismo.
Pienso en contar chistes o cantar canciones, pero no quiero pasar el límite. La indiferencia es lo suficientemente indignante. Él no está acostumbrado a los oponentes que no muestran interés por el partido o por su destino. Ha tenido largas décadas de deliciosos torneos de presión, alimentándose de la ansiedad de los que se enfrenta, volviéndose más fuerte debido a ella. Él no sabe cómo lidiar con un superficial y aburrido adolescente.
Yo no juego a ciegas, pero juego sin cuidado, usando la ofensiva en los tres juegos, usando riesgosas estrategias, rindiéndome a la mecánica aleatoria del ajedrez. Estoy presentando a Lord Loss más posibilidades de acabar conmigo de lo que podía haber soñado, pero no puede sacar provecho de ellas.